Guernica, asolada por explosivos alemanes
Un lunes de mercado cualquiera
pero con la angustia típica de la guerra en las caras de todos. La gente hacía
la compra rápido y volvía a sus casas creyéndose protegidos, los estruendos se
oían a lo lejos pero Guernica se sentía inmune. Poco después de las cuatro de
la tarde, el retumbar de las campanas de la iglesia altera el ambiente. La
gente empieza a correr buscando una seguridad que no existía: se refugian en
sótanos, agujeros, huyen al monte… y aparece entonces el primer avión, un
Dornier Do 17.
Las bombas comenzaron. La Legión Cóndor destruyó durante dos horas
la bella ciudad vizcaína y la iglesia de San Juan se desplomó junto a decenas
de viviendas como si de polvo se tratasen. Aunque no se sabe la cifra exacta, cerca
de 1600 civiles murieron el pasado día y otros 800 quedaron gravemente heridos.
En incendio no ha sido aún apagado
del todo y solo sigue en pie, insolente, el que ya ha sido apodado Gernikako Arbola, un roble testigo de los
horrores vividos el pasado día y que posiblemente será el símbolo futuro del ya
destruido pueblo.
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